Daniela Vega nació hombre, orgullosamente se siente mujer, protagonista de la cinta chilena que ganó el Oscar como la mejor película extranjera “Una Mujer Extraordinaria”, se convirtió en la primera actriz transexual en participar en una ceremonia en 90 años de los premios de la Academia.
“Es difícil de explicar, pero de alguna manera, tuve claro desde el día uno que yo iba a terminar siendo una mujer”, declaró en una entrevista difundida por la revista “Paula” en marzo 2017 , mes en que cada año se conmemora el Día Internacional de la Mujer, la lucha por su participación, en pie de igualdad con el hombre.
Pero, ¿Cómo fue la infancia de esta famosa actriz?, sinmurosnews reproduce parte de la entrevista que la revista “Paula” hizo sobre la vida privada de quien personificó a Marina en la película, ganadora por el mejor guión en el Festival de Berlín.
Cuando le preguntaron al director de la película Sebastián Lelio porqué eligió a Daniela como protagonista de la cinta respondió: “Fue como una especie de flechazo cinematográfico”
Marina nació en 1989 en Chile, hijo primogénito de Igor Vega, dueño de una imprenta, y Sandra Hernández, ama de casa, su hermano menor es Nicolás.
En varios rincones de la casa, hay fotos de su vida, en una aparece cuando era un niño, riéndose en los brazos de su mamá, narra la historia.
¿Ese niño desapareció para ti?
No. Si tú le preguntas a mi familia, ese niño ya no existe y hoy hay otra persona. Pero para mí, soy la misma. Fui dejando atrás, en cada paradero, una prenda. No agarré todas mis cosas y las quemé. No. Yo fui desprendiéndome de lo que era, mientras fui afirmando quien soy ahora. Y mi historia para atrás está en fotos familiares. Ahí estoy yo.
A escondidas se metía en el clóset de su abuela, navegaba en su ropa, moría por usar sus tacones. “Con los manteles me hacía capas. Mi familia creía que me disfrazaba de superhéroe, pero a mí me gustaba pensar que era un vestido con cola, de red carpet, de diva del cine”.
De su colegio en primaria guarda buenos recuerdos una maestra la incluyó en el coro;” conocí la música, la ópera, soñaba con ser María Callas. Era colegio mixto y con mis compañeros lo pasaba increíble. Nadie me obligaba a jugar a la pelota. Nadie me molestaba porque yo quería leer o conversar con las mujeres. Éramos como un ceviche mixto. Todavía tengo amigos de ahí”.
¿En esa época te sentías distinta al resto?
Sabía que me ocurría algo, pero no sabía qué. Sabía que tenía que guardar un secreto, pero no sabía cuál.
Lo que sí recuerdo es que sentía que ser hombre era malo; que la masculinidad no era buena en mi cuerpo, que me iba a hacer daño, porque me iban a crecer pelos, me iba a salir barba, se me iba a engrosar la voz y no iba a saber cómo zafar de eso. Esa era mi sensación. Y sabía que era algo que tenía que enfrentar, pero más adelante.
¿Sabías que eso pasaba por un cambio de género?
Es difícil de explicar, pero de alguna manera, tuve claro desde el día uno que yo iba a terminar siendo una mujer.
A los 11 años la cambiaron de colegio a uno solo de niños: “Desde el primer día sentí que estaba peligrando. Me tiraban pelotazos en el recreo, me empujaban en la escalera, me rompían los cuadernos. Cuando iba al baño me meaban”.
¿Crees que eso pasó porque notaban que eras distinto?
Lo hacían porque era híper femenina. Era una niña en un colegio de hombres. Y no había ninguna posibilidad de pasar desapercibida. Y sí, tuve compañeros que se hicieron amigos míos. Pero en el momento de las agresiones yo siempre estaba sola.
¿Por qué no les contaste a tus papás?
Por amor a mis viejos. Por no hacerles daño. No sabía cómo administrar esa información. Si les decía y me preguntaban por qué te pegan, ¿qué les iba a decir? “Porque soy muy femenino”.
“Pero, ¿por qué?”. “O sea, ¿eres gay?”. Y yo sabía que no lo era.
Daniela se negó a cortarse el pelo. Le dejó de importar cruzar las piernas como una dama cuando estaba frente a su familia. Empezó a ver las películas de Pedro Almodóvar.
Le gustó la música de David Bowie, Grace Jones, Placebo, Brian Molko. “Bandas que tenían una fuerte estética ambigua. Empecé a vestirme de gótico, lo que para mí era muy bueno, porque hombres y mujeres usaban charol, látex, vuelos. Los hombres se maquillaban, las mujeres también. Hombres y mujeres ocupaban corsés, uñas largas y negras, labios rojos”.
“Me fui feminizando cada vez más. Una transición de tres años, desde los 15 hasta los 18 donde fui armando una imagen de Daniela”, dice.
A los 15 años mis papás me dijeron “a ver, aquí hay algo que tú tienes que decirnos porque nosotros conocemos gente gay, pero nunca tanto”. Les dije: “Es que no me siento gay”. Mi papá preguntó: “Pero entonces, ¿cómo te sientes?”. Respondí: “Me siento una niña. Siento que quiero ser mujer”.
¿cómo reaccionaron?
Fueron a la playa a pensar sobre el tema cuando llegaron de vuelta traian una cajita de regalo.
Yo pensé “ups, vale por 12 sesiones al siquiatra” o algo así. Pero cuando la abrí encontré una cajita de maquillaje. Ahí me puse a llorar. Los tres nos pusimos a llorar. Me acuerdo y me pongo a llorar.
¿Todavía tienes esa cajita?
Sí. Todavía la tengo. Y ahí guardo mis joyas.
En Una mujer fantástica se cuenta una historia de amor entre una mujer transexual, Marina, y un hombre, Orlando. ¿Ocurren esos amores en la vida real?
En Chile hay muchos Orlando y hay muchas Marina.
¿Tú has vivido un amor así?
Conozco el amor, sí. Pero también creo que como Orlando y Marina, la opción general es mantener en la intimidad y en la privacidad ese tipo de cosas.
¿Qué tan tranquila pueden hacer su vida las personas trans?
Ser trans en Chile y en ninguna parte es fácil. Y acá no lo es, de partida, porque la legislación no resguarda los derechos fundamentales de las personas trans. Como Chile no tiene ley de identidad de género, yo todavía mantengo mi nombre masculino en mi carnet. Y así les pasa a casi todas las personas trans.
¿Crees que estemos cerca de una ley de identidad de género?
Chile funciona a través de las modas. Se pone de moda el divorcio y aprobamos el divorcio. Se pone de moda el matrimonio igualitario y tenemos ley de matrimonio igualitario. Parece que el tema trans está muy trending, muy de moda. Ojalá que eso siga así para que los legisladores hagan la pega que no están haciendo.
Daniela fue parte del grupo que creó la Fundación Transitar, que presta apoyo a niños transexuales y a sus familias.
¿Vas a lograr construir la familia que sueñas?
No veo cercana la posibilidad de ser mamá porque con suerte me hago cargo de mí misma. Creo que mis hijos son y van a ser mis películas y mis obras de teatro, mis óperas, mis conciertos. Esos son mis hijos. Y los defiendo y los quiero y los odio como a los hijos.
¿Y sueñas despierta con qué tipo de película podría venir para ti?
No es un secreto para nadie que yo quiero trabajar con Almodóvar. Siempre lo he dicho. Y para allá voy. Te lo aseguro.