Trabajar en un sector dominado por hombres como el de la pesca le formó el carácter a Mary “La Cachimba” como la conocen en el muelle Alfredo Bonfil de Mazatlán, una de las 18 mujeres, madres de familia que se dedican a los puestos con venta de comida para los pescadores, armadores, a todo el que llega a este lugar.
Allí atracan alrededor de 500 barcos camaroneros y transitan cientos de pescadores, en ese entorno nos dice Maria del Refugio Sánchez Lizárraga aprendió a defenderse, hacerse respetar, encontró amigos, hasta el amor y el desamor.
De vestimenta y bisutería colorida, con sonrisa amigable Mary recuerda le han pasado muchas cosas aquí.
Desde que empecé llena de ilusiones, de ganas de salir adelante, de demostrarle a la gente que habemos personas que sin la ayuda de nadie, más que la de Dios y con nuestro trabajo podemos salir adelante, relata a SINMUROSNEWS.
El muelle lo conocí desde chica porque mi padre perteneció a la cooperativa Artículo 27 durante 34 años, se pensionó en 1983, en ese tiempo se trabajaba de otra manera, estaba enmontado, nos traía, nos subía al barco, y nos cocinaba.
“Me casé, fue después de 20 años cuando regrese al parque Bonfil, a los 20 años tuve a mi primer hija, en ese tiempo me sentía un mujerón, pero ahora digo, hay que chiquilla me casé, no me arrepiento porque tengo 4 hijos hermosos, tengo 49 años y dos nietos”, recalca.
Comenta que trabajaba en un comedor y por cosas personales renunció.
“Los muchachos me dicen, Mary váyase y ponga un negocio usted, y le digo: ¡No! Me da miedo, a no pegar y a volver a ir y buscar trabajo, usted póngalo me dicen, nosotros la vamos a apoyar”.
Era el año 2012, en ese tiempo tenía sus ahorritos y una pareja, entonces entre los dos lo pusieron, al año se separaron, ella optó por quedarse con el puesto y para no tener problemas él se quedó con un carro que tenían.
La gente que iba al otro puesto empezó a llegar al de Mary, lo que les molestaba y reclamaban: “Allá te vimos con aquella, (le decían a uno de los clientes). Yo fui con la Mariquita a tomarme un café a su comedor (respondió el señor). Le dicen comedor a éste, aquella es una pinchi Cachimba (refiriéndose a su puesto)”, el señor le cuenta a Mary.
La palabra “Cachimba” tiene varios significados, desde una lámpara de petróleo hasta un refugio nocturno para tráileres.
“Otro día viene el rotulista y le digo bórrame donde dice comedor y Mary, ponle comedor “La cachimba de Mary”. Ahora soy Mari Cachimbas, y me gusta”, expresa.
“Aquí vienen de todo, armadores, rotulistas, cocineros, marineros, el servicio para todos es el mismo nunca voy a dejar que traten mal a una persona que viene sucia, a aquí todos pagan el mismo precio por la comida, a todos les tengo que dar el mismo trato, aquí no hay preferencias, han venido empresarios como el señor Loya, el señor Michel Luna…”, explica.
Orgullosa de lo que ha logrado con el esfuerzo de su trabajo en este puesto, Mary reconoce que fue aquí donde realmente conoció lo que era ganar por sí misma el dinero.
“Siempre viví a expensas de mi esposo, de mis padres, vengo de una familia humilde, trabajadora, siempre con las ganas de tener algo y aquí en el parque Bonfil vine a encontrar dinero, mi casa, amigos, el amor, somos una familia bien grande me han formado el carácter porque trabajo para muchos hombres, y yo soy una mujer que les he dado a demostrar que aunque esté entre puros hombres te puedes dar a respetar”, subraya.
Y subraya: “He metido cachetadas, me he hecho bien grosera porque trabajo para puros hombres el gremio pesado, muchos no tienen estudios otros sí pero somos gente de barrio, gente sencilla que todavía nos ayudamos, me ayudan, porque aquí se fía, y se fía mucho, hay unos que te pagan, otros que no, pero los mismos muchachos cuando llegan (de viaje) te regalan el camaroncito, el pescadito hasta dinero, por ejemplo si te deben 300 pesos te pagan 500 y te dicen quédese con los 200 pesos”.
Hay quienes cuando viene el Día de las Madres te preguntan cuánto te van a cobrar por arreglarte, le dices la cantidad y ellos responden yo te voy a regalar tanto sin ningún interés de nada, es bonito saber que cuentas con personas que en tu vida ni las hacías y que desde hace 10 años son tu familia.
“Un día te puedes levantar maltratándolos porque no te pagan pero al otro día ya sabes que les paso algo y te mortificas y andas buscando la manera de ayudarlos, de apoyarlos, de darles un taco”, señala.
Considera necesario que haya más oportunidades de trabajo en el sector pesquero, más estabilidad. Agradece a Dios le haya abierto muchos caminos, ninguna mujer se debe sentir sola.
“No ha habido un solo día sin dejar de luchar, si se puede, con fe muy grande la de Dios y la de ellas, todo se puede es cuestión de trabajar, esperar y administrar, esa es la base de todo respetarte haciendo que los demás te respeten, eres mujer pero también puedes vas a salir adelante”, afirma.
Relata que entre una de las anécdotas que recuerda es la de un muchacho proveniente de Nicaragua, que solo traía unas tarjetas. Le habló ella volteó, le dijo que no tenía dinero y tenía hambre, que iba a las Islas Marías, lo habían contratado pero no le habían pagado.
“De esos me llegan muchos pero mi Dios me ha enseñado que tengo que compartir lo que tengo, les doy un cafecito, un panecito o frijolito, les sirvo comen se van y me dan las gracias”, dice.
A los 8 meses el muchacho regresa, se me pone enfrente, yo volteo y digo este muchacho ¿Dónde lo he visto, donde lo he visto? No me podía acordar.
“Me vuelve hablar, se vuelve a sentar en el mismo lugar entonces me vuelve a sacar las tarjetas, cuando yo salgo y veo las tarjetas me pongo a llorar. Hay mijo le digo créeme, te conocí pero no sabía de dónde, ya traía su gorrito, su celular, su relojito, ya venía limpio, y me dice; doña Mary, ahora si vengo a consumirle, ahora si tengo dinero ya voy a mi tierra ya solucione el problema que tenía me dice nomas vengo a darle las gracias”.
También ha tenido malas experiencias y les ha tenido que echar hasta “de la madre”.
“Uno sabe hasta dónde. Aquí tienen el muelle muy fanatizado en ese aspecto pero los muchachos si tu no quieres no te van a faltar al respeto, si tu pasas obviamente como en todos lados te va a echar una flor pero si tú te vuelas y le das cabida pues también dónde no se rige la prostitución, no nomas en el muelle también en muchas partes”, añade.
Comenta que en el muelle es muy raro ver a una mujer más que la secretaria, pero hay como 3 muchachas que se matan allá en los barcos, de cocineras, es bien difícil.
La vida de un pescador es uno de los trabajos más pesados, ellos van con la venia haber que traen porque es muy inestable todo aquí, como pueden ganar o no ganar dinero.
He tenido muchas experiencias hasta de parar pulmonías y bajar “cabrones, subirme a barcos, quitar lentes, celulares para que me paguen, y les digo como quisiera se macho para agarrarlos a chingazos, porque yo no vengo a mantener cabrones yo vengo a trabajar, te forman el carácter, grosero pero me sirve mucho”.
Bendito sea Dios que a estirones y jalones aquí hemos estado, ahorita como no tienen trabajo se tienen que abrir a puerto, unos andan de albañiles, otros de carpinteros de cargadores porque hay mucha gente que no tiene estudio.
La vida personal de Mary no ha sido fácil.
“Dios sabe que me puse con ganas de sacar para la comida nada mas, para subsistir, dije no voy a estar de trabajadora con nadie, bendito sea Dios mi negocio desde que yo lo puse me fue muy bien, de ahí obtuve para una casa, tengo un carrito, tengo otro negocio, ya puedo decir que tengo dinero en el banco” expresa orgullosa.
Y remata: “Ya manejo tarjetas, después de que me salí de mi casa con 50 pesos, y con todas las puertas cerradas, entonces vine a caer aquí al parque Bonfil y me gustó, mientras Dios me de vida y licencia aquí vamos a estar”.
El más grande de sus hijos tiene 28 años, le sigue uno de 27 años, una jovencita de 19 años y el menor de 17 años.
“Mis hijos no me quieren, no los veo, por decisión de ellos, no por mí, entonces yo voy con mis hermanas, o me la paso en la casa con los vecinos -expresa sin poder contener algunas lágrimas-, trato de vivir con lo que tengo, sin olvidar mi pasado pero sin dañarme, todo se lo dejo a Dios”.
Trato de tomarme una chelita, nos juntamos las vecinas y ahí la pasamos en casa o tomo un café con mis amigas, añade.
Soy uno de los puestos que se abre todo el año, para mí no hay Día de las Madres, ni Navidad ni Año Nuevo, porque aquí no hay fecha, para los pescadores tampoco, lo que hacemos nosotros es estar esperándolos para cuando ellos vengan te compren, paguen o abonen.
Lo que estamos viendo es que estén entrando barcos, para vender, cobrar y es cuando nos va bien, este año la temporada medio se paró en noviembre porque dejaron de salir muchos barcos, entonces bien o mal si te afecta y mucho, porque de esos tantos barcos que no salieron hubo gente que te debía y se van, ¿Cómo te van a pagar?
CONVIVIO DÍA DE LAS MADRES