Columna Páginas de Opinión
-La promoción turística como contención de la crisis.
Por Alejandro Gallardo
Por más que las autoridades hagan cuentas alegres y se esfuercen en negar lo que es evidente, la verdad es que Mazatlán ha venido de más a menos en cuanto a turismo y derrama económica.
Es el efecto de la violencia, que en los últimos meses se ha puesto peor.
Este problema ha provocado pérdida de empleos y hasta el cierre de negocios en todo Sinaloa, especialmente en Culiacán y Mazatlán.
Es una situación que los tres niveles de gobierno no han sabido enfrentar con políticas públicas reales que apoyen a las empresas que generan empleo.
Y no, la solución no es andar repartiendo apoyos de 3 mil a 5 mil pesos a pequeños comerciantes o vendedores informales. Eso ayuda, sí, pero no resuelve nada de fondo.
El gobierno sigue sin conectar con la realidad. No hay incentivos fiscales y mucho menos avances claros en seguridad o en recuperar la paz social.
En el tema turístico, hay que decirlo: sí se están haciendo algunos esfuerzos y hay participación de sectores que antes solo se beneficiaban sin involucrarse.
Hoy vemos campañas de promoción por parte del gobierno, empresarios y hasta particulares, que ayudan a contener un poco la crisis.
Tal vez lo más rescatable en medio de todo esto es que hay una mayor coordinación entre el gobierno y los sectores productivos. Eso ya es ganancia.
Pero si de verdad se quiere que la promoción turística funcione y dé resultados más grandes, tiene que venir acompañada de algo clave: seguridad.
Primero hay que atender lo urgente y luego pensar en proyectos más ambiciosos.
No es momento para andar presumiendo resultados ni para decir, como lo hace la presidenta Estrella Palacios, que Mazatlán es un destino de clase mundial.
Mazatlán sigue siendo competitivo y tiene inversiones en marcha, sí, pero también hay muchas construcciones paradas o avanzando a paso de tortuga, por culpa de la inseguridad.
En ese contexto, estuvo por aquí la secretaria de Turismo federal, Josefina Rodríguez. Dijo que la presidenta Claudia Sheinbaum está muy pendiente de lo que pasa en este puerto, tierra natal de su esposo.
Ojalá ese interés se traduzca en más apoyos y en una estrategia de seguridad de verdad, que ayude a que Mazatlán vuelva a ser un destino en paz.
Y para muestra de que las cosas no están bien planeadas, basta con ver lo que pasa en Culiacán.
¿De verdad se necesita un nuevo centro de convenciones cuando la ocupación hotelera está por los suelos?
¿Es urgente construir un malecón mientras cientos de empresas cierran y se pierden empleos?
¿No estarían mejor invertidos esos miles de millones de pesos en atender la crisis que ya tenemos encima?
Son preguntas más que válidas.
Hasta aquí llegamos por hoy.
